Como uno de los más recientes títulos de la colección Fondo para las Letras Guanajuatenses, ediciones La Rana ha publicado el libro de cuentos Quimeras en la vara de Esculapio, de Moisés Maldonado. El libro se nutre de la experiencia del autor como médico de la cárcel de mujeres del estado de Sonora. Es esta visión el hilo conductor de las historias, en las que, sin embargo, las protagonistas son las reclusas signadas por la precariedad, la exclusión y la violencia. Es por ello que la mayoría de los cuentos tienen títulos, o parte importante de sus títulos, son nombres de mujeres; esto al parecer para darle peso a la humanidad negada en contexto de cárcel que estas mujeres expresan en sus discursos. Sorprende que algunos de los personajes, aparte de con obviedad el médico, aparecen a lo largo de varios cuentos, dotando al libro de una redondez temática y conceptual.
Pedro Omar Rivera ha escrito sobre el libro: “Más que historias de mujeres encarceladas, Quimeras en la vara de Esculapio son perfiles de seres humanos que tuvieron que aprender que, para sobrevivir a sus familias, a sus parejas y así mismas, primero tenían que sobrevivir a sus circunstancias.” Algunas de estas mujeres son: La Cuata, Soledad, Alicia, La China, Soraya, Rosario y María, cada una de las cuales es presentada antes del respectivo cuento mediante un dibujo digital. Son un total de diez cuentos.
Rivera continúa en su contraportada: “Alejado del morbo que caracteriza los relatos que se desarrollan en la cárcel, Moisés Maldonado nos instala en el privilegiado punto del médico para darnos la oportunidad de ver de cerca la manera en que sus personajes viven, asumen y se enfrentan a la realidad. Asimismo, la vida de él también es tocada a partir de esas vivencias.”
Es importante destacar que este es otro de los libros de cuentos producto del Seminario de Cuento Efrén Hernández 2020 del Fondo para las Letras Guanajuatenses bajo la tutoría de Claudina Domingo. También es importante recuperar la noción de que Esculapio, según la mitología romana, es el dios de la medicina y las curaciones, representado con un bastón o vara, de la cual usualmente se enrolla una serpiente.
Moisés Maldonado nació en Hermosillo, Sonora, en 1956. Además de ser doctor en medicina, es licenciado en ciencias de la comunicación. Radica en la ciudad de León, Guanajuato, desde 1985, donde a la par de ejercer como sanitarista en áreas marginadas, el desarrollo de atención primaria a la salud y la docencia, se involucra en actividades de difusión cultural.
Con el fin de conocer más sobre este libro y seguirlo celebrando, el hemos hecho cinco preguntas al autor, que esperemos que disfruten.
- ¿Cómo se compaginan o retroalimentan en tu persona el pensamiento científico y el artístico?
No hay división; el pensamiento es único. Más bien hay complementariedad; tanto se requiere disciplina, visión, rigor, pasión y sensibilidad en la ciencia como en el arte. Sin embargo, considero que la mente en su multifuncionalidad responde de acuerdo a las necesidades del proceso creativo en que te encuentres: así el razonamiento y el análisis crítico predominan cuando abordas una exigencia científica; y son la imaginación y la sensibilidad las que prevalecen cuando te sumerges en las letras.
- ¿Qué tanto hay de realidad y de anecdótico en tu cuentario?
Mucho de realidad. Son vivencias transformadas en letras para compartir, para dar voz, para honrar, para reflexionar. A lo mejor también para sanar.
- ¿Cómo fue tu experiencia en el Seminario para las Letras Guanajuatenses?
Extraordinariamente positiva, en más de un aspecto. El apoyo técnico que se te brinda a través de una guía profesional, con método y disciplina, es invaluable. Y si, aunado a la calidad literaria, resulta que esa guía es un gran ser humano –como Claudina Domingo– entonces la experiencia no sólo es de profesionalización sino fortalecedora. Además, por el formato, el seminario te brinda la oportunidad de conocer y convivir con otros creativos pares con quienes compartes aprendizajes, empatía, otras visiones. Luego, para la edición tienes también un gran acompañamiento que te permite ver tu proyecto transformado en un libro publicado –ése gran anhelo de todo escritor–. Pasas entonces de la abstracción del proceso creativo, necesariamente individual, a la exposición en un grupo cerrado, a la evaluación, a la crítica correctiva; para, tras el acompañamiento en el aprendizaje llegar a tener entre tus manos un producto tangible, para leer, sentir, pensar y compartir. Después, con las invitaciones a participar en ferias del libro y presentaciones, la experiencia es a público abierto, a crítica espontánea y a la oportunidad de expresarte. Como ves, es una gran experiencia, formativa y de desarrollo.
- ¿Cómo fue el proceso creativo de tu cuentario desde su idea hasta su publicación?
Pasaron muchísimos años para que esos recuerdos, esas improntas en el alma y la formación profesional, pudieran ser anécdotas. Luego transcurrieron otros tantos años para que esas anécdotas se transformaran en escritos y formaran parte del material a revisar en un taller de creación literaria que tenemos un grupo de amigos. Después de escribir y reescribir, arropado por el grupo, quedó el proyecto de cuentos terminado. Tiempo después, de los compañeros del propio taller surgió la idea de enviarlo al Seminario para las Letras Guanajuatenses. Animado por ellos fue que decidí participar, salir del entorno íntimo para exponer la obra. De alguna manera era una especie de validación. Y aquí está ahora, publicada.
- ¿Cuál es tu idea personal del cuento?
El complejo ejercicio literario de una narrativa corta para contar una historia completa. Es exigente, pues en la economía de palabras; debes ser eficaz y eficiente, capaz de transmitir lo que quieres en una trama considerablemente corta pero lo suficientemente rica para que llegue al lector. Debes lograr captar la atención desde el primer párrafo; hacer sentir, pensar y sorprender en unos cuantos más; y ofrecer el desenlace en apenas unos renglones finales. Todo un reto. Ahora estoy escribiendo una novela, otro reto.